Wislawa Szymborska presenta una obra donde lo mágico se convierte en cotidiano
06/02/2010Publicado en Cuadernos del Sur (Diario Córdoba)
Pura metafísica, pura poesía es lo que ofrece la Premio Nobel Wislawa Szymborska. Bajo la aguda mirada de esta autora, el mundo, simple y sin trasfondos, de pronto, y por un detalle llevado a la máxima expresión, adquiere otra dimensión ante nosotros.
Resulta paradójico que cuando Wislawa Szymborska alcanzó el Premio Nobel en el año 1996 no había más que unos cuantos poemas suyos traducidos al español, y hoy toda su poesía la podemos encontrar traducida en castellano.
Mirar atrás en su trayectoria no es un paso hacia atrás, todo lo contrario, sirve para refrescar nuestra desvalida memoria y valorar lo hecho hasta ahora, lo que nos llega, y lo que está por venir en el futuro. Afloran en ese acervo títulos como El gran número, Instante, Dos puntos, y entonces tiene encaje Aquí, su última entrega.
Wislawa, preocupada siempre por el individuo, por adentrarnos en su mundo sin lirismos ni énfasis, no varía mucho en lo metafísico que es el punto final, el final del recorrido, y sin renunciar a la ironía, ni al humor.
El tema de la muerte como ente cuya cercanía es intuíble cobra en este poemario mayor calado, de alguna forma se aboga por el aquí y el ahora como forma de paliar lo inevitable, que asoma en el trasfondo de muchos poemas: Pero el tiempo apremia. Escribo.
El individuo sigue siendo el eje sobre el que la poeta despliega sus versos, y también otras temáticas transversales tienen sitio en este poemario, en el que hay algún momento de ironía ácida, de tirar a dar: “Vivimos más, / pero menos precisos / y con frases cortas”.
Wislawa aboga por mantener ese equilibrio poético marcado por lo científico-humanista, y la ausencia de lirismo, siempre hacia un punto de reflexión frente al poema, en el que la memoria no es sólo una referencia circunstancial o pasajera, sino que se articula como una pieza básica, dentro de ese universo, de ese ordenamiento cósmico que esta autora sigue manteniendo, fiel a su línea trazada en las últimas entregas.
Los conceptos de espacio y tiempo son manejados con soltura en la definición de todos los poemas, en esa pulsión cósmica y universal que impregna la poesía de esta polaca; la conciencia cobra una luz propia a través del poema, conciencia absoluta del momento -del vivido y del que se vive- y de su relevancia, conciencia de que cada momento es un regalo -aunque tenga también su lado de crítica bajo la ironía a veces afilada de la autora- y al que es preciso sacarle siempre partido cuando se trata de comprenderla.
El hecho poético en toda su extensión cobra un papel destacado en esta última obra a través de esa visión hechizante en que se convierte lo cotidiano, con la ausencia de falsas nostalgias y sensiblerías que no tienen cabida en esta mirada transparente y sutil a un tiempo, íntima e imprescindible que caracteriza a la polaca Wislawa Szymborska.
ANTONIO LUIS GINÉS